Trucos para disminuir la sal en las recetas
La cuestión de la sal no se trata únicamente de un asunto culinario. Tanto su escasez como su exceso pueden arruinar un buen plato, pero la cantidad que echemos también influirá mucho en nuestra salud. Vamos a ver un par de cosas que hay que tener en cuenta a la hora de ingerirla.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un consumo diariomáximo de 5 gramos de sal (menos aún en los niños), que es la cantidad aproximada que cabe en una cucharilla de café. Si nos pasamos con ella, los efectos a largo plazo pueden ser muy importantes: hipertensión arterial, problemas cardíacos, retención de líquidos, aumento de peso…
Eso no quiere decir que debamos convertirnos en amantes de los platos sosos: la sales buena y necesaria, pero con moderación. Simplemente hay que tener en cuenta algunos factores. Por ejemplo, que la mayoría de la sal que consumimos procede de productos ya preparados o que consumimos fuera de casa. Tenlo en cuenta a la hora de pedir en un restaurante y opta en la medida de lo posible por los alimentos frescos, que contienen menos.
Dentro de casa, pan, embutidos y lácteos son los que más cloruro sódico aportan, así que modera su ingesta. Un truco a la hora de cocinar es jugar con las especias, las hierbas, el vinagre, el aceite y salsas como la de yogur o la de tomate: enmascaran la falta de sabor. Finalmente, ten en cuenta que el gusto por la sal es adquirido, por lo que se puede modificar. Reduce paulatinamente la cantidad que ingieres a diario y dejarás de echarla de menos.
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